1.- EL PRIMER RODRIGUEZ

2.- EL REY FRIVOLÓN Y MIGUELÓN

3.- EL DIABLU Y LES PATATES

4.- LA LEYENDA DEL POZU FULLARICOS

5.- AMOR Y MUERTE EN EL CASTILLO DE BLIMEA

6.- LA LEYENDA DE MARTÍN PORRA

 

EL PRIMER RODRIGUEZ

Era el año 711, cuando nuestro protagonista ( el Rey Don Rodrigo) se encuentra arruinado y teme que los propios nobles lo echen de su trono, así que decide apoderarse de las riquezas que se encuentran en el interior de una cueva. Según los rumores, las riquezas consistían en gran cantidad de oro amontonado en el suelo y arcones repletos de piedras preciosas, todo ello de un valor incalculable, que hacía que quién pudiera poseerlo, podría considerarse el dueño del mundo.

Se dirige hacia la cueva con sus guerreros, a los que les hace romper el candado y les incita a entrar para que inspeccionen la cueva por dentro. Al poco tiempo, salen corriendo muertos de miedo y sin dar explicaciones concretas de lo acaecido en el interior. Don Rodrigo decide entrar personalmente acompañado de sus más leales, comienza a bajar y el terror se va apoderando de él y de sus leales que poco a poco le van abandonando dejándole completamente solo al pasar por una gigantesca estatua que parece seguirle con la mirada, mientras que golpea el suelo con un gigantesco mazo que hace temblar la tierra con un ruido ensordecedor. Por fin, llega a una sala en la que se encuentra un cofre y decide abrilo. En su interior solamente se encuentra una tira de tela bordada con unas imágenes de unos caballeros que llevan un extraño tocado (un turbante) y con unas espadas con la forma de una media luna y un mensaje que dice lo siguiente: "Quíen este cofre abra provocará que los seres que aquí aparecen acaben con su reino". Don Rodrigo decide salir de la cueva y cuando llega al exterior, un mensajero llega anunciando que los árabes acaban de invadir la península.

 

EL REY FRIVOLÓN Y MIGUELÓN

Al rey Frivolón lo que más le gustaba era hacer apuestas ya que la suerte parecía estar de su parte y casi siempre ganaba en todas las que hacía.

Un día paseando por los jardines de su palacio, se le ocurrió viendo una fuente, que sería bonito poder tener un poco de todas las aguas del reino.

Continuando con el paseo vió un rosal y también se le ocurrió que sería bonito que su hija pudiera tener un ramillete de flores frescas por la mañana de todas las flores del reino.

Ya casi llegando al interior del palacio, el rey se fijó en un viejo avellano plantado hace varios años por su difunta madre y pensó en lo que le gustaban las avellanas cuando era un guaje, y de nuevo se le ocurrió que lo mejor sería que su hija pudiera desayunar unas avellanas cuando fuera la estación. Lo malo era que el avellano llevaba mucho tiempo sin dar frutos, unicamente daba flores.

Cuando ya se encontraba en el castillo, dijo a su criado:

- Quiero agua de todas las aguas, flores de todas las flores y avellanas de mi madre.

El criado un poco perplejo, se preguntó quién podría traer todo aquello y cuál sería la recompensa en caso de que alguien pudiera traerlo, a lo que el rey replicó:

- Ya que no tengo mucho dinero porque lo gasto en los caprichos de mi hija, puedo dar en recompensa la mano de ella.

Y le mandó a su criado preparar la prueba. Los aspirantes se preguntaban como podrían traer aquellas cosas hasta palacio hasta que uno, decidió marchar a buscar el agua, las flores y las avellanas.

El valiente caballero se llamaba Miguel, aunque era más conocido por Miguelón. Tanto andó que encontrándose cansado se acercó a una casa que divisó la cual tenía la puerta entreabierta y decidió entrar. Había un mozu de unos catorce años que estaba dando vueltas a un pucheru con una cuchara de madera.

Miguelón le preguntó al chaval que estaba haciendo y donde estaban sus padres, por lo que pudo deducir, logró entender que sus padres salieron a recoger la lana que quedó enganchada en los bardales para pagar la cena de ayer, que se la fiaron con la condición de que tenían que pagarla hoy, ya que el chaval hablaba de una manera extraña, y pensando Miguelón que la solución a la prueba del rey podía estar allí, Miguelón se atrevió a decirle:

- Por casualidad, ¿no sabrás dónde encontrar agua de todas las aguas, flores de todas las flores y avellanas de su madre?

- Tendrías que saberlo, yo podría traerte todo eso ahora mismo- dijo el guaje.

Y así lo hizo. Y Miguelón tomando todo se dirigió al palacio.

Al llegar al palacio, le hicieron tomar un baño y mientras lo hacía estaba siendo espiado por la princesa y mientras le miraba se sintió gratamente sorprendida por la belleza del joven.

Una vez que salió, fue al encuentro con el rey al que le dijo que había encontrado lo que él había pedido. Primero le pidió las aguas y Miguelón le enseñó un frasco lleno de agua del mar, puesto que en el mar van a parar todas las aguas, incluso las menores.

Respecto a las flores, Miguelón sacó un panal de abejas y le dijo que en el panal se encontraban flores de todas las flores, puesto que con algo de cada una pusieron las abejas la miel y la cera.

Cuando llegaron al punto de las avellanas, Miguelón sacó un saquito, y al instante el rey le arrancó el saco con toda rapidez.

- Eso tengo que comprobarlo- dijo

Y al meter la mano en el saco, lanzó un grito mientras gritaba: ¡La mi madre! ¡La mi madre!

Miguelón recogió el saquito mientras sacaba con cuidado un bola de espinas y unas avellanas.

La princesa y el criado que estaban viendo toda las escena desde el fondo, empezaron a reir tan fuerte que les brotaban lágrimas en los ojos. Entonces el rey viendo que había sido muy astuto y que había ganado la apuesta, no tuvo más remedio que dar su consentimiento para el matrimonio.

 

EL DIABLU Y LES PATATES

Un demoniu y un hombre estaban a medias en la siembra de un monte por Cangas del Narcea.

Así como el demoniu se tiraba trabajando largas horas mientras que el hombre hacia el vago muy a menudo. Cuando tocó repartir la cosecha de trigo, el hombre decidió quedarse de la mitad para arriba y darle al demonio de la mitad para abajo, con lo cual sólo le tocó paja.

Al año siguiente se juntaron de nuevo para sembrar patates.El diablu volvió a trabajar mucho más que el hombre y al llegar la hora de recoger la cosecha , decidió que de la mitad para abajo fuera para el y de la mitad para arriba para el demoniu. El demoniu viendo que quedaría otra vez con nada, resolvió hacerlo a uñadas. Todas las patates que tajase con sus uñes se las quedaría.

El hombre se fue a casa desconsolado puesto que tenía las uñas cortas y limpias, mientras que el diablu tenía unas uñas largas como garras.

Cuando se lo hubo contado a su mujer, a ella se le ocurrió una idea y así lo hicieron.

Llegado el día, se presentó el demoniu en casa y encontró a la mujer frente al fuego avivándolo, se le veía el coño (Es conocido que el órgano sexual femenino espanta al mal y al demonio ) y el diablu quedó muy extrañado.

Le preguntó el diablu que qué era aquello, a lo que la mujer le respondió que esa herida se la había echo su marido con una uñada.

El demoniu decidió marcharse ya que si podía hacer eso con una uña, ganaría seguro la apuesta.

 

LA LEYENDA DEL POZU FULLARICOS

Habitaba en el concejo de Salas, en Ablaneda, un palacio bastante grande en el que vivía un viudo que estaba muy triste desde que había enviudado, pero tenía una hija guapísima, muy buena pero muy, muy, caprichosa.

Como su belleza era conocida por todos, no le faltaban diariamente, muchos pretendientes que venían de muchos y variopintos lugares que llegaban allí para ver de cerca su gran hermosura. Ella estaba encantada con ser el centro de atención.

Pero un buen día llegó a sus oidos que una dama que vivía en el castillo de Belmonte era tambien bellísima y empezó a sentir la envidia dentro de su ser.

Moraba por aquellos lares un diablo, que enterado, de la envidia despertada en aquella joven, se presentó ante ella, y le ofreció una belleza tan deslumbrante que jamás nadie le haría sombra, solamente a cambio de su alma. La joven estuvo un poco confusa ante tal propuesta, pero finalmente acabo aceptando.

Pasó el tiempo y cada vez eran mas los pretendientes que llegaban para pedir su mano. El padre un poco cansado de tanto ajetreo de gentes, le pidió a su hija que eligiese marido y pusiese fin a ese trasiego. Ella como no sabía muy bien que cualidades valorar y no estaba muy decidida por ninguno, optó que su padre le buscara uno que tuviera buenas cualidades y fuese bien parecido. Como el padre tampoco estaba seguro, hizo convocar a los pretendientes para hacerles saber que el primero de ellos que lograse traer agua del pozo de La Espina hasta el castillo, sería el elegido.

Al cabo de unos dias, tres fueron los que se presentaron, dos de ellos bien parecidos pero el tercero era cojo, feo y bastante desaliñado. Comenzaron a trabajar con gran esfuerzo los bien parecidos, mientras que el cojo no hacía nada. Cuando ya no quedaba muy poco para terminar, los apuestos jóvenes se retiraron para finalizar su faena temprano y el más rápido tomar la mano de la joven.

Pero a la mañana siguiente, vieron que el cojo se había adelantado y el agua había sido llevada hacia el castillo.

El padre, aunque dudó bastante de ofrecerle a su hija, no pudo incumplir su palabra y finalmente cedió.

Fue llevado hasta la doncella y en cuanto ésta vió a su futuro marido, le reconoció al instante, como el diablo al que le había vendido su alma, y arrepentida exclamó:

¡ Antes el mismo Dios todo el palacio éste y los que en él estamos hundiría, que me casara yo con quien almas compra, pues de cierto que también las vendería !

Se hizo una tremenda explosión y todo el castillo se hundió, desapareciendo todos y quedó en su lugar el pozo de Fullaricos de donde fueron apareciendo las vigas del paladio de Abladaneda.

 

AMOR Y MUERTE EN EL CASTILLO DE BLIMEA

Habitaba en todo el valle de Blimea, un noble señor, que vivía en su castillo de La Cabezada. Este castillo era una gran fortaleza y estaba dotado de unas grandes cadenas en la puerta que significaban que cualquiera que hubiera cometido alguna falta, podía ser refugiado allí. Era muy conocido por aquellas tierras, ya que muchas personas habían pasado por alli en busca del refugio.

El noble señor, tenía una bella hija, la cual mostraba una gran elocuencia al hablar lo que hacía que tuviera muchos y buenos pretendientes. Mientras el padre elegía marido a su hija, ella no cesaba de suspirar y llorar, aunque nadie se percataba de ello.

Al final, después de mucho pensar, el padre se decidió por el de Buelga, un apuesto muchacho con el que ganaría grandes beneficios. Una vez decidido, se presentó ante su hija para darle la buena noticia, pero se la encontró llorando, pensando que sería de nerviosismo, le dió la buena nueva y entonces ella rompió a llorar con mas desconsuelo si cabe.

El padre desconcertado le preguntó el por qué de su tristeza, a lo que ella le respondió, que su corazón pertenecía a otro, hace ya bastante tiempo, y que su unión era imposible puesto que él era un villano. El padre soltó toda case de improperios y gafures (todo tipo de bichos venenosos), llegando a amenazarla le dijo que se casaría con el de Buelgas puesto que así se había acordado.

Empezaron con los preparativos de la boda, todos menos la hija, que permaneció encerrada en sus habitaciones con orden de no entrar ni salir persona de alli.

Así llegó el día de la boda y cuando el padre se disponía a buscar a su hija, unos golpes en la puerta se oyeron por todo el castillo. Al salir a ver que ocurria, vieron que el que golpeaba no era otro que un sirviente que había sido despedido por haber tenido problemas de salud sin saber que le ocurria realmente.

Cuando le preguntaron a que venía su visita, él respondió que acababa de matar a su amada, a petición de ésta, puesto que ella no deseaba casarse con otro y veía que su unión no sería posible.

El padre enrojeció de ira,pero no podía darle muerte, puesto que en su castillo, todo aquel que entraba, estaba protegido como se comentó anteriormente. Así que le sugirió que se diese media vuelta y desapareciese de su vista y no volviera jamás.

El siervo dió media vuelta lleno de dolor por la muerte de su amante, pero no sin antes recordarle al señor que nada hubiera pasado así, si él no se hubiera entrometido y no hubiera pensado en beneficios con aquel casamiento.

Una vez se hubo dado la vuelta, el señor, saco un puñal y le dió en pleno corazón y allí dejo que se desangrara, mientras su sangre resbalaba por las cadenas

 

LA LEYENDA DE MARTÍN PORRA

Cuenta la leyenda que el Señor Menén, descendiente de los Porra, tenía grandes tierras y riquezas, pero sus mayores tesoros eran sus dos hijos, uno varón, llamado Martín y una fémina de gran belleza de nombre Covadonga.

La belleza de la hija, era comentada por muchos lugares y era muy cortejada por pretendientes de los valles. Pero uno de ellos llamado Don Suero de Bimenes, señor de valles sombrios y siniestros, fue el elegido por su valentía y nobleza.

Poco a poco empezaron con el cortejo con el beneplácito del Señor Menén, pero no duró mucho ya que Don Suero fue llamado por el Rey para formar parte de la guerra y tuvo que marcharse lejos de su amada.

Aunque las hazañas de Don Suero eran comentadas por todas partes, Covadonga se sentía sola y extrañaba cada día más a su amado

Pero el día esperado llegó, y Don Suero volvió, pero no fue a ver a su amada ni a dar sus respetos al Señor Menén. Esperaron, pero la espera fué en vano, Don Suero, no aparecía, así que el Señor Menén, envió a su hijo Martín para que diera alguna explicación de su comportamiento.

Martín, ensilló su caballo y se encaminó hacia el castillo de Bimenes, residencia de Don Suero. Una vez allí, Martín le pidió cuentas mientras iba encolerizándose cada vez más. Don Suero no sabía darle una explicación y le rogó que se calmara, a lo que Martín respondió con su espada.

Así se enfrentaron la veteranía de uno con el coraje de otro y como era de esperar Don Suero le hirió de muerte con una estocada.

Mientras estaba dando sus últimos suspiros, Don Suero alabó el valor y fortaleza nombrándole su mejor amigo.

Hoy se conoce a la capital del concejo de Bimenes con el de Martín Porra en recuerdo de aquél suceso